jueves, 30 de mayo de 2013

El romanticismo en Europa y Estados Unidos



El romanticismo en Europa y Estados Unidos



El romanticismo fue un movimiento intelectual y literario que luchó por apartarse del razonamiento y la ciencia que ya les empezaba a fatigar a los literatos de la época, por tal razón decidieron contraponer un fuerte espiritualismo, un marcado subjetivismo y la exaltación del yo. Aparece allí, también, el héroe que se opone a la sociedad que lo oprime, que no le da libertad de vivir ni pensar como quiere.


Generalmente cuando se habla de romanticismo, muchos lo califican de sentimental, melancólico, depresivo, infeliz donde lo misteriosos, fantasmagórico y sobrenatural sobrepasa la psiquis del ser humano, esto se puede apreciar en autores como Edgar Allan Poe y Goethe con temáticas del suicidio, asesinatos, mentes enfrmas, amores imposibles,  pero sin olvida que este movimiento cultural abarcó todos los campos del saber y de las actividades humanas.
El romanticismo es un movimiento intelectual que a finales del siglo XVIII prevaleció en Alemania e Inglaterra primero, y luego en Francia, España y, finalmente, en América. La fuente de su inspiración fue el arte gótico de la Edad Media o arte románico.

Desde el punto de vista ideológico, las principales características del romanticismo son:

- La exaltación del yo.
- La admiración por la naturaleza.
- La ansiedad de libertad.
- La atracción por las costumbres exóticas.
- La fascinación por el Medioevo.
- El rechazo a las normas y reglas tradicionales.
- La exaltación por los monumentos patrios.
- La exaltación de la fantasía y la ironía

Los autores de este período histórico son fieles representantes del arte que va más allá de lo religioso, moral, sentimental y romántico, ellos se preocupan por la parte integral del ser humano, es decir, el conocimiento y el saber al que se podría conducir un individuo por medio de la libertad de expresión, para mostrar las cosas bellas del mundo, evitando tener contacto con la realidad.

Temas:

La fuga: obedece al sentimiento de soledad del escritor o artista y puede verse en diferentes sentidos: fuga hacia la añoranza o el pasado, el futuro, el inconsciente, lo secreto, la locura, el infinito y también hacia la oscuridad.
Lo natural: todas las partes que conforman la naturaleza como fenómenos especiales (luces nocturnas, arreboles, tempestades, crepúsculos, amaneceres) de montañas, cavernas, bosques, etc., sirvieron como instrumento a los escritores románticos de la época, pues los tomaban para simbolizar sus estados de ánimo.
La fantasía: la toman como búsqueda de un reino superior, capaz de sustituir el presente.
El nostálgico pasado: toman el pasado como una sustitución sentimental, ya que éste no tiene significación histórica.
La patria: debido a los diferentes cambios sufridos en las repúblicas y a la creación de los estados nacionales, el sentimiento de desarraigo fue creciendo. Pues ya la patria que tanto amaban era cada vez más lejana. La que vivían no lo era.

Entre los principales representantes del romanticismo europeo y estadounidense tenemos:
- Lord Byron
- Johann Wolfgang von Goethe
- Víctor Hugo
- Walt Whitman
- Edgar Allan Poe, entre otros.





“Cuando las pasiones rompen límites”
-Ensayo-

“El hombre no deja de ser hombre, y la pizca de entendimiento que pudo caberle en suerte queda inhábil cuando la pasión se dispersa y los lindes de la Humanidad lo atajan”.1Werther

La obra de Goethe denominada Las penas del joven Werther irrumpe en una Europa cartesiana en donde imperaba el mundo de la razón; en pleno auge del conocimiento científico, a finales del siglo XVIII, surge un joven escritor con formación en leyes y espíritu renacentista, que apuesta por el mundo de los sentimientos como el único vehículo válido para conquistar al mundo: “ahí está la novedad del movimiento Sturm und Drag, creado por Goethe y su amigo Herder; movimiento será luego el germen del romanticismo alemán que tendrá a Novalis como su mayor poeta, y a Schiller como su dramaturgo abanderado”2.

Los Sufrimientos del Joven Werther es referirse, ante todo, a un libro de carácter  autobiográfico, un retrato de esos años de juventud en los que Goethe vivió en carne propia el contraste entre las pasiones y las reglas sociales, tensión especialmente compleja durante su época, y que convierte a Werther en el alter ego de su creador, no sólo por las referencias explícitas que puedan existir como: el cumpleaños de ambos el 28 de agosto, ó el rechazo de sus pretensiones amorosas, sino, además y, principalmente, por el profundo revuelo emocional que para ambos representa la experiencia del amor.


(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 49

(2) www.google.com


Vuelvo a hacer un paréntesis para situarnos en la época porque creo que es importante la perspectiva: en aquellos tiempos los matrimonios los planeaban los padres en función de sus intereses, no se elegía libremente a la pareja, circunstancia que hoy es impensable. Por ello, y dado que el mundo se organizaba de otra manera y la felicidad del amor era escurridiza, la problemática planteada en esta obra caló hondo y remeció a una sociedad que se identificó con el sufrimiento del joven enamorado que se niega a vivir sin la mujer a quien ama.”Para mí ella es un sagrado. Todos mis ímpetus se postran a su presencia. A su lado no acierto a saber lo que me pasa, y es como si el alma  se me fuese explayando por todos mis nervios” (1), ni el temor de Dios, en un mundo cristiano y rígido del siglo XVIII, ni el temor a la sociedad que exige el cumplimiento de sus reglas, pudo frenar su impulso: Werther se convierte en un héroe universal porque se rebela, en un acto libre y voluntario, contra el mundo que le había tocado vivir.
                                                                                                                            
“¡Cuán positivo es que nuestro corazón es el artífice de la propia felicidad!” (2), en cada carta, el joven  Werther va narrando lo que hace y sus estados de ánimo, en una especie de diálogo  que en realidad es un monólogo con su amigo Guillermo, y de esa manera se evidencia el transcurrir del tiempo y la evolución del protagonista. Además nos ofrece descripciones de la época cuando Werther se refiere a su entorno, ya sea el campo ó la ciudad y con gran sabiduría, Goethe redondea la historia al ponernos al día de lo que realmente sucedió (el muerto no podía contarnos en sus cartas cómo se estaba matando ni lo que pasó después de su muerte) y al mismo tiempo nos informa cómo vivieron el drama los otros actores: Carlota y su marido. La vuelta de tuerca es definitiva para cerrar, le da densidad a la historia, la enriquece, y le otorga verosimilitud.

(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 37

(2)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 43

Dentro de los temas que se plantean en el libro, encontramos la conexión con la naturaleza, que será el gran tema romántico. La naturaleza es un espejo de Dios, su obra más sublime, y por eso precisamente se le valora, en oposición a la civilización que es obra del hombre, un ser imperfecto. La naturaleza que lo cobija, aquello que fue a buscar Werther dejando la ciudad, será la guía de nuestro héroe, lo intocado, lo salvaje, lo perfecto: “Me ratifico en mi propósito de atenerme en lo a la Naturaleza pura. Infinita en su riqueza y ella sola es quien hace grande al artista” (1) Y al mismo tiempo, la naturaleza se convierte en su propio reflejo: en la primera parte, el enamorado ve todo maravilloso: sol, flores, luz, en la segunda, cuando el sufrimiento lo invade, el mundo exterior se transforma en un escenario agresivo y desolador: los bosques oscuros, las montañas elevadas, la noche, etc…”Por donde quiera que voy me asalta una aprensión que me trastorna y desencaja. ¡Hoy! ¡Oh suerte! ¡Oh humanidad! Salí al río hacia el mediodía, porque estoy desganado. Todo está desierto;  una ventisca heladora soplaba de la montaña, y un nublado pardusco iba encapotando el valle todo” (2). Tal cual lo presenta Werther, la naturaleza resulta culpable de la desesperación que lo embarga, o por lo menos la causa del trastorno que lo lleva a tomar la decisión de morir. En realidad, lo que él hace es expresarse de manera simbiótica con la naturaleza: la fuerza del río sin cauce es un eco de su propio desborde. Ambos se mueven al mismo ritmo, como fue al principio, en un escenario distinto: luminoso y excitante. La pasión impregna el texto de colorido y movimiento; con la descripción del desastre natural, el protagonista vislumbra su fin y se identifica, marcando de cierta forma cada uno de los momentos sublimes de esta historia, porque Werther descubre su corazón y se entrega.

(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 11
(2)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 91

En el trance continuo de sus sentimientos Werther, se aparta de las razones, de los intentos de explicación de lo que vive, ya que en el fondo sabe que lo emocional es una contraparte de lo razonable. Sin embargo, no es una cuestión de decidir ser un ser sentimental, es simplemente el resultado de la propia situación del apasionamiento que nos puede causar una  persona, un fenómeno, una actividad ó un arte.   Cuando Werther ve por primera vez a Carlota partiendo el pan para sus hermanos, no tiene en mente una explicación para lo que le sucede, es decir, lo que experimenta, es una impresión divina, total, sublime: ”!Un ángel!… ¡Ay! Cada cual apellida así a su dueño del alma. ¿No es lo que sucede? No Alcanzo, sin embargo, a descifrar cuan cabal es, y en qué y cómo; ello es que embargó todas mis potencias.  Tan sumamente sencilla y despejada, tan cariñosa y tan formal, tan sosegada de temple, siendo la misma travesura y la propia actividad…”1.
No hay nadie más apasionado, obstinado y loco que un niño, en su manera de interpretar al mundo, no mide las consecuencias de sus actos, se enfrenta a penas excusado por su inquietud a la naturaleza y la mayoría de las veces resulta curiosamente victorioso. Pero, luego, cuando se descubre que un hombre sigue actuando con la misma prisa y pasión de un niño, se considera que algo  no está bien y que es necesario tomar algún correctivo para evitar situaciones complicadas: ”¡Cómo me persigue su estampa! Despierto o soñando me tiene embargada toda el alma. Aquí cuando cierro  los ojos, aquí en el entrecejo, donde se encuentra mi íntima potestad visual, están clavados sus azabachados ojos. Aquí… no acierto a expresarlo”2.

(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 16
(2)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 95


 Históricamente, la locura ha sido y será siempre castigada y su impulso se contiene con todos los órdenes  de lo que existe en: el arte, el pensamiento, la educación y en cada lugar  donde pueda desestabilizar el funcionamiento de las cosas. Por esto, es que este personaje se convierte de cierta forma  en una especie de héroe para todos aquellos que no han temido enfrentar el mundo desaforadamente, es decir, traspasando los límites que la sociedad, la moral, la cultura nos ha impuesto.  Werther vive la naturaleza y lo hace con locura, quiere contemplarla toda y lo hace sin recelo; este personaje ama y es feliz sin pensar en otra cosa que no sea el valor de esa emoción, ama dejando en ello su vida, su fuerza, entregándolo todo sin detenerse a pensar en lo bueno o malo que esto puede resultar; escapando del egoísmo de quien lo hace mientras confunde el amor con comodidad y finalmente,  sufre, trágica, desesperada y fatalmente la pena de la fuerza de su sentimiento hasta lo más profundo muriéndose en su propio soledad llena de recuerdos: “ A la verdad, amigo del alma, que por cada día echamos de ver el desvarío de ajustar los demás a su propia medida, y como tengo tanto que hacer conmigo mismo y es tan alborotado este pecho, dejo a los demás que sigan su camino, con tal que me dejen andar por el mío”1.
Los llamados de Guillermo, incluso los de su propia madre de poco sirvieron, Werther no escuchaba razones, es decir, estaba por encima de cualquier palabra, había alcanzado la plena experiencia de las cosas, por este motivo se cuestionaba en sus desesperadas cartas: “¿Será cierto que el manantial de nuestra dicha haya de parar en ser el de nuestra desventura? Este afán ardentísimo y entrañable tras la naturaleza viviente, que era para mí la gloria de las glorias alfombrado ante mis plantas el mundo con las galas de un paraíso, es ya un sayón fiero, un duende implacable que me está martirizando a todo trance2.

(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 63
(2)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 51

  Exigiendo que se le reconozca en el único ámbito en donde puede verse  a cabalidad: en su sentimiento ya que si se analiza cuidadosamente sus sufrimientos aunque profundos y fatales, no son examinados nunca por el  mismo con arrepentimiento, es decir, no hay una página de la obra en donde Werther plantee la posibilidad de no haber sido o de no haberse enamorado; por el contrario, siempre ese destino, esa suerte se convierte en el material de su arraigo emocional: “Debo lastimarme, por cuanto he perdido el único regalo de mi vida,  aquella sobrehumana y animadora pujanza, que me creo un mundo para mi, voló ya…”1.
Desde que conoció a Carlota, Werther sabía que estaba prometida a otro hombre, pero se autoengaño y no perdió las esperanzas de conquistarla; hoy, esto es común , por decirlo de alguna manera, sucede todos los días, pero en el siglo XVIII se respetaban las promesas de matrimonio concertadas como si fueran leyes escritas, y Carlota había prometido casarse con Alberto. El hecho era irremediable y las posibilidades de una relación entre ellos eran mínimas. Werther lo sabía y ella además se lo confirmo: “¿Llamaremos a esto demencia o ceguedad? El caso está hablando por sí. Sabía cuanto sé ahora; antes de la venida de Alberto sabía que no había lugar   a pretensiones, y ninguna hice, que, en suma, es no  aspirar a la menor parte de tan exquisita preciosidad, y sin embargo, estoy hecho un mirón estafermo, porque el otro llegó, en efecto, y cargó con la dama”2; se consuela con su presencia, alterna con ella y Alberto en una suerte de trío idealizado en donde uno tiene un rol a jugar.

(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 87
(2)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 41

Pero el tiempo avanza y el enamorado vive exaltado y obsesionado con su dama, los límites establecidos se tambalean y él reclama más atención, al punto que cuando ella le pide que no vuelva, él no es capaz de obedecer. Conscientes de la imposibilidad de ser pareja, el joven se aproxima a ella físicamente y en un momento de debilidad, se besan, hecho que marcó a Werther como el fuego, porque el placer y el éxtasis fueron tan grandes que a partir de ese momento decide, de manera irrevocable seguir viviendo entregado a su pasión por ella. Pasión y/o locura que lo hasta último momento: “Aquí estoy, Carlota; no me estremezco al empuñar el yerto y pavoroso cáliz, en el cual voy a beber el sueño de la muerte. Tú me lo brindas y yo no me emperezo. Aquí cifro todo, y así se cumplen todos los anhelos y esperanzas de mi vida. Tan sereno y tan erguido descargó el balazo sobre la puerta herrada d la muerte”1, este  es el momento cumbre de la historia, el desenlace romántico por excelencia: la ofrenda en nombre del amor, que llevo al protagonista a su trágico desenlace, un final inevitable para un espíritu atormentado. La violencia de la pasión es la esencia del héroe romántico y la lleva hasta sus últimas consecuencias. El protagonista, que se había definido como hombre religioso -no sólo por su visión cósmica que lo lleva a contemplar a la naturaleza como la obra de Dios, sino también por su deseo de huir del pecado y mantener la relación contemplativa con Carlota para no ofender al matrimonio- termina  revelándose contra Dios porque el suicida cometía una falta tan grave que no tenía derecho a ser enterrado en el cementerio de los creyentes. Esta es la otra faceta de la pasión y quizá la más radical de todas.

(1)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 132
(2)JOHANN WOLFGANG GOETHE. Los sufrimientos del joven Werther. Ediciones Esquilo. Pág. 41

Hoy por hoy,  Werther puede resultar para muchos una forma de exotismo: su lenguaje, rebosante de lirismo; el papel preponderante que le otorga a la naturaleza; su grito de guerra contra la racionalidad del arte y; por supuesto, el carácter trágico de su amor; son elementos que lo hacen ver, un poco lejos de nuestras proporciones. Pero lo cierto es que a más de dos siglos de distancia, esta obra continúa enfrentándonos a problemas que no han perdido vigencia como la locura, la madurez emocional, o la muerte y, aún más, por su misma distancia histórica, nos permite ampliar la perspectiva de lo humano hasta todas esas potencias y virtualidades que esta misma explora.   La primera parte está contenida en las cartas de Werther, por lo tanto, hasta ese momento, ignoramos el punto de vista de Carlota. Cuando aparece el editor, se muestra una Carlota atormentada por la situación, conmovida por el joven enamorado quien causa una gran impresión en ella, pero aun así, se mantiene fiel a su marido y a su papel de esposa intachable. Werther quien no se contiene ni guarda silencio, pues después del beso cambia su actitud y se desborda, su pasión lo devora todo,  le deja una carta, y de esa manera la implica y la señala. Los motivos están bien para quienes creen en ellos, así como las normas  ya sean morales o sociales tienen esa cualidad únicamente para el que las acepta; Werther se enamoro de Carlota sin importar que estuviera comprometida; permanece junto a ella, sabiendo que su cercanía le hace daño; y toma esa decisión del final, desconociendo toda conducta razonable. Lo hace así, simple y llanamente, porque no conoce otra forma de enfrentarlo, porque en él cobra mayor fuerza el deseo, las emociones y el amor, que cualquier tabla de normas y llamados a la  cordura.  En la actualidad el amor está presente en todas las facetas de la vida; posiblemente haya perdido fuerza o intensidad. Así podemos hablar del amor efímero, sosegado, pasional, posesivo, atormentado, melancólico…El ritmo acelerado de las sociedades occidentales, los avances tecnológicos, los cambios sociales…Todo influye en nuestras relaciones personales. Éstas han variado sustancialmente, así, cada día es más frecuente conocer a distintas personas por Internet. Las redes sociales permiten que conecten entre sí personas de diferentes puntos del Planeta. De este modo han surgido numerosas relaciones amorosas. Sin embargo, cabe preguntarse si el amor frustrado nos llevaría al suicidio como hizo el desdichado Werther. Probablemente, no; porque puede entenderse como una exageración, y por tanto pueden buscarse    otras alternativas: la marcha a otro lugar, el inicio de una nueva relación… Sea como fuere, el modo de vida y la visión del amor del siglo XXI difieren mucho de los  de antaño, lo que no es utópico pensar es que dentro de cada uno de nosotros habita una especie de Werther lleno de pasiones, que no necesariamente se desbordan por un amor sino por cualquier otra causa que cautive nuestra alma sin embargo, muchos preferimos vivir dentro de los límites de las mismas y no correr el riesgo de encontrarnos quizá con la muerte por darles rienda  suelta.


Cuento El cuervo – EDGAR ALLAN POE-

Tema principal: la devoción del personaje hacia su esposa muerta.

Resumen
Un hombre que acababa de perder a una mujer llamada Leonora y un cuervo, que toca la puerta de su cuarto mientras que el señor se repite “Es un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más."
Entonces de tanto escuchar aquel ruido fue decidido a abrir la puerta, cuando abrió la puerta no encontró nada solo oscuridad así que decidió quedarse un rato, permaneció temeroso y dudando, soñando sueños que ningún mortal jama se a atrevido a soñar.
Y en el silencio de aquella quietud escuchaba el murmullo de un hombre diciendo: “¿Leonora?”, Y el eco le devolvió el murmullo: “¡Leonora!”
Después volvió a su cuarto y escucho de nuevo tocar con mayor fuerza y el pensó que era el viento y nada mas, de un golpe abrió la puerta, y entro un cuervo. El hombre le pregunto su nombre y el cuervo le contesto: “nunca mas”, el hombre pensó que “nunca mas” ,era todo lo que sabe decir que lo aprendió de su amo.
Es hombre le pidió al cuervo que se marchara pero el cuervo no le hizo caso y aun aquel cuervo esta posado en un pálido busto de palas, y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando.

Personajes 1:
Narrador – hombre atormentado
El cuervo

Personajes 2:
Leonora

Aspectos:

ü  Social
Exaltación del individualismo
 Expresión de los sentimientos

ü  Psicológico:
Soledad, muerte, tristeza, imaginación

ü  Ideológico:
Reacción contra el racionalismo

ü  Cronológico:
Medianoche

ü  Histórico:
Finales siglo XVIII

Subjetivo:
Sueños, recuerdos de Leonora

ü  Ambiental:
Noche lúgubre, la tiniebla, el viento, la tempestad

ü  Gramatical:
Pasado

ü  Espacio:
Habitación del hombre atormentado

ü  Acción:
“Abro la puerta de par en par”
“Empuje la persona”

ü  Narración:
Lineal




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